El aprendizaje emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, aun a pesar de arriesgarnos a recibir posibles frustraciones.”

 

La focalización de la atención y control de las emociones no sólo constituyen uno de los grandes retos en la educación, sino que se perfilan como dos grandes competencias para un futuro de éxito en nuestros alumnos. Nuestro centro es consciente de la necesidad de fomentar el aprendizaje emocional desde edades tempranas.

 

La inteligencia es la propiedad de la mente en la que se relacionan habilidades tales como las capacidades del pensamiento abstracto, el entendimiento, la comunicación, el raciocinio, el aprendizaje, la planificación y solución de problemas, la percepción, y la memoria. Es decir, hace hincapié en aspectos cognitivos.

 

En cambio, el aprendizaje emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, perseverar en el empeño, aun a pesar de arriesgarnos a recibir posibles frustraciones. Con la inteligencia emocional, evitamos que la angustia interfiera en nuestras facultades racionales; comprendemos los sentimientos de los demás, toleramos estados de presión y situaciones estresantes, y somos capaces de controlar nuestros impulsos, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.